martes, 22 de octubre de 2013

Puntos suspensivos

Ella se excusó en ansiolíticos, él en su afán de verla feliz...
Ella pensó que el tiempo... él en robarle sus pastillas.
Ella que si falta de espacio... él haciendo hueco a sus evasivas.
Ella huyó con sonrisa hipnótica... y él se acabó de hundir...

El reloj siguió su ciclo...

Ella se expatrió a sí misma...
Y él...

Se le ve renovado, receptivo al cambio, abandonado a sus ganas de vivir, atendiéndose a sí mismo sin la farsa de su amada.
Vengándose de aquel hechizo siendo lo que quiso ser, escuchando a sus entrañas y tirando la llave de aquella puerta cerrada.
Iluso pensó que dándole tiempo y cediéndole espacio ella regresaría, pero no contó con que el tiempo se caduca en el baúl de las oportunidades y el espacio lo reemplaza el amor propio, que por ser propio siempre lleva ventaja.
Por fin perdió ese silencio gris y aquella escarcha en la cara, consumido por la debilidad de aquellos ojos que encarcelaron su vida y sus esperanzas.

Ella creyó en otro intento... él esquivó repetir...
Ella retomó su desprecio... y él se alegró de vivir.