lunes, 9 de mayo de 2011

De Invictus



En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.

En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.

Ya no importa cuán recto haya seguido el camino,
ni cuántos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.

W. Ernest Henley

3 comentarios:

  1. Es muy bonito el poema, directo y conciso. Genial!

    Por cierto, felicidades Moncour por el nuevo estilo del blog,le da cuarenta patás a más de uno que hay por ahí!!! jejejjeej... y te lo dice LMT... el criticón... jejejjeej...

    ResponderEliminar
  2. Este poema me trae recuerdos de tardes de Scrabble y palomitas... Además le da a uno ese empujoncito que le falta a veces. :)

    ResponderEliminar
  3. Sííí...qué gratos recuerdos, desde luego Invictus será siempre una tarde como otras que aún tenemos que compartir. Me pregunto cuál será el próximo título. Kis!

    ResponderEliminar